Podríamos comenzar esta entrada hablando de cuando se descubrió esta isla (1498 para el curioso) y lo que significó esto para el comercio de la época. También podríamos hablar de cosas como cuántos habitantes tiene u otros datos que te harían aburrir, como la cantidad de Centros Comerciales que tiene o el restaurante que está de moda.
Pero hagamos las cosas un poco distintas. Comencemos hablando de lo que es realmente esta isla.
La isla mayor de sus tres hermanas (Todas igual de hermosas, por cierto) es un pedacito del cielo que imaginamos muchos que es la vida después de esta vida. Desde el momento que ves la primera línea costera, ya sea que vengas en un vuelo y te encuentres con la península de Macanao o desde el ferry y veas Punta de Piedras, te empiezas a impregnar de una energía distinta.
Una vez que pones el primer pie en la tierra, te das cuenta de que un “switch” se pasó en tu cuerpo y que si estás en un lugar distinto, no es cosa de tu imaginación. Ahora, puedes racionalizar y decir “Es una isla más del Caribe”, “Cancún tiene esto o aquello” “En Venezuela hay otras playas”, pero esta Isla va más allá. Realmente no sabemos si es el aire, la vista o el aura mágica que muchos dicen que la Virgen del Valle tiene sobre sus dominios, solo sabemos que es así.
Esta tierra tiene algo que te atrapa y te hace sentir que la vida es maravillosa. Donde te encuentres podrás vislumbrar una montaña verde y llena de vida natural, haciendo contraste con un cielo maravilloso, azul claro de día, con un par de nubes para complementar paisaje y azul oscuro de noche, con cada estrella y planeta que puedas ver y nombrar, a la vista. Un cielo que te invita a soñar y buscar vivir una vida mejor, donde los problemas del ahora son pequeñeces cuando te das cuenta de donde estás y que, tal vez, esa sea la causa de que la vida en esta partecita del mundo sea un poco más ligera y alegre.
Ahora, sí de cierta manera te logras resistir a los encantos de la bóveda celestial que tiene la Isla, el hechizo de seguro te atrapará cuando llegues a una de sus playas y dejes tu vista perderse en el infinito del mar que rodea esta tierra y que, según varias experiencias, es lo que completó el truco. Puedes visitar Playa Guacuco o la Bahía de Pampatar para un amanecer en primera fila o perderte en las orillas de Juan Griego cuyos atardeceres te hacen descubrir colores que tus ojos no sabían que verían alguna vez.
Y cuando ya caíste en el encanto, no hay vuelta atrás. A donde vayas tendrás esos colores, olores y experiencias contigo. No podrás evitar comparar (aunque sea solo para tus adentros) todo lo que ves y sientes donde estés, con lo que viste y sentiste aquí. Pasarán los años y tu mente te dirá “¿Cuándo volvemos?” o “Y ¿Si nos retiramos allá?”, porque eso es lo que realmente es la Isla de Margarita, un sitio al que llegas y del cual si te vas, ella se va contigo.
Queremos ayudarte a encontrar ese café, esa panadería o ese restaurante, que serán la compañía perfecta de tus días en estos paisajes de encanto, los paisajes de la Perla del Caribe